En un mundo donde las colaboraciones marcan la pauta en la moda global, pocas resultan tan inesperadas y potentes como la unión de Onitsuka Tiger y Versace. La primera, una casa japonesa fundada en 1949 y reconocida por su herencia deportiva y minimalismo funcional; la segunda, sinónimo del maximalismo italiano, la opulencia barroca y la audacia de la cultura pop.
El choque de dos universos
Esta colaboración cápsula celebra la dualidad de Oriente y Occidente en un diálogo de diseño donde conviven la disciplina japonesa y la teatralidad italiana. Onitsuka Tiger aporta siluetas icónicas como las Mexico 66 y GSM, mientras que Versace imprime sus símbolos eternos: la Medusa, el estampado Greca y toques dorados que recuerdan su ADN de lujo.
Más allá de las sneakers
Aunque los tenis son el corazón de la colección, la propuesta va más lejos: sudaderas oversize con tipografías mixtas (latinas y kanji), camisetas gráficas que dialogan entre el streetwear y la alta moda, y chaquetas deportivas reinterpretadas en clave couture. Cada pieza está pensada como un statement: un puente entre el sportswear japonés y la estética exuberante de Versace.
Un objeto de culto global
El lanzamiento de Onitsuka Tiger x Versace no solo apunta a coleccionistas de sneakers, sino también a un público que busca piezas únicas y con narrativa cultural. En un mercado saturado de colaboraciones, esta destaca porque no se limita a la estética: propone una fusión auténtica de filosofías.
En Colombia y Latinoamérica, se espera que llegue de manera limitada a través de retailers de lujo y drops digitales exclusivos, lo que la convertirá en un verdadero objeto de culto.







